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La historia de Bea, una lectora de Inteligencia Viajera

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Tabla de contenidos

Cada semana me llegan varios emails de lectores preguntando sobre algunos aspectos concretos sobre el viaje, éstas son algunas de las preguntas que me hicisteis:

  • De qué voy a vivir mientras viajo.
  • Necesito tiempo y dinero para viajar más.
  • Lugares para visitar en X lugar.
  • Cómo encontrar trabajo en un país que no conozco.
  • Necesito un empujón anímico para viajar en solitario. Tengo miedo.
  • ¿Crees que esta ruta por X país está bien? ¿Algún lugar más para ver?
  • ¿Cómo haces con el dinero para viajar tanto?

A veces, tras varios intercambios de emails, un lector me cuenta una historia de algún viaje. Y dado que algunas de ellas me parecieron muy interesantes he decidido compartirlas contigo.

¿Quieres ser el siguiente protagonista de Inteligencia Viajera?

Ahora, tú también puedes ser la estrella de este blog.

Tan sólo tienes que escribirme aquí dejando como asunto: HISTORIA DE UN LECTOR + TU NOMBRE. No todas se publicarán, sólo las más divertidas y/o relevantes. Pero SIEMPRE tendrás respuesta a tu email.

¿Te apuntas?

La historia de Bea

Cuando estudiaba COU, soñaba con ser arquitecto, pero de repente me entraron los miedos….y además todo el mundo me decía que eso no tenía salida, así que después de estudiar la magnífica rama científico tecnológica, sin sentirme atraída realmente por nada, sino por la idea de ser ingeniera, elegí ingeniería informática.

Todos decían que tenía mucha salida, que tendría un futuro brillante, y que nunca me faltaría el trabajo. Desde el primer día me sentí como un pulpo en un garaje… ¿Que hacía yo rodeada de frikis y asistiendo a clases de programación que me sonaban a chino? Lo odiaba, y poco a poco me fui apagando, poniendo sólo mi ilusión en que algún día, aquello terminaría.

Pensé en cambiar de carrera, o de universidad, pero nuevamente el miedo al cambio me dominó…y la opinión de los demás (¿cómo vas a perder un año de estudios, después de tanto esfuerzo?) así que me quedé donde estaba, haciendo día tras día, durante cuatro años, una carrera que me hacía sentir absurda.

Finalmente el gran día llegó, y terminé la universidad. Por fin tenía la oportunidad de tener un trabajo bien remunerado y así hacer todo lo que no pude mientras estudiaba porque no tenía dinero: salir, viajar, comprar cosas. Así que me puse a trabajar, como loca, no me importaba mi proyección, no me fijaba en objetivos o consecuencias a largo plazo…sólo pensaba en el dinero, y en el carpe diem, estaba amargada después de tantos veranos, vacaciones y puentes, fines de semana de encierro y madrugones estudiando.

Mi vida se convirtió en trabajar, salir, viajar, pero de forma “normal”. Mi primer viaje mochilero fue a China, lo organizó mi hermana mayor (asidua mochilera) y me acoplé en el último momento, después de dejar un trabajo para comenzar otro y tener por medio dos meses de verano libres sin planes. Fue una experiencia…difícil….pero me llamó la atención.

Bastantes años después, después de un gran fracaso sentimental, quedarme sin trabajo por un ERE (tras años de estar harta), y sin saber qué hacer con mi vida, sólo pensaba en una cosa: salir de esa cárcel de oficina, de la relación absorbente en la que había vivido tanto tiempo, y ser libre, VIAJAR, salir de mi ciudad, huir, olvidar todo por un tiempo.

De repente me vino a la cabeza, no sé por qué razón, viajar a la India, en plan mochilero, porque de otra manera era muy caro; no tenía con quién ir, y pensaba en ir sola, pero todo el mundo me dijo que era una locura…

Así que primero compré un billete de avión para no echarme para atrás (iba a ir sí o sí), y después me puse como loca a buscar compañera de viaje en blogs de viajes, hasta que en uno de ellos (“Tienen ojos”) encontré a Celeste, una simpática argentina con la que compartiría mi experiencia. Sin conocernos de nada (ella vive en un pueblito de Argentina), quedamos en el aeropuerto de Nueva Delhi después de intercambiar un par de fotos.

No sé cómo describir la sensación de que parecía que nos hubiésemos conocido de toda la vida. Fue un viaje duro pero inolvidable, muchísimas anécdotas, sensaciones, vivencias, algún que otro contratiempo, pero una experiencia única que por supuesto no dudaría en repetir. Ese viaje nos unió tanto que aún hoy mantenemos la amistad, a pesar de la distancia.

A la vuelta a España, tras varios meses de pequeñas escapadas, aún sin tener muy claro qué hacer, pero teniendo claro que aún no quería volver a una oficina, decido marcharme a finales de año a una de mis ciudades europeas favoritas: Dublín.

Ya había estado innumerables veces en Irlanda, desde que con 14 años mi hermana mayor (profesora de inglés) me metió completamente sola en un avión rumbo a Cork para estudiar inglés durante un mes. Pero esta vez, tenía claro que un mes en la isla Esmeralda era poco, quería estar un tiempo allí.

Así que para allá me fui, con un curso de inglés reservado desde Madrid por una semana, un billete de avión, y nada más. Viví durante casi un mes en un hostel mientras buscaba casa, y aunque fue una tarea difícil, vivir así me dio la oportunidad de conocer a mucha gente de muchos lugares del mundo. Por primera vez en toda mi vida, me sentí completamente libre y feliz. Sin duda alguna, los 9 meses que viví allí, a pesar de todos los contratiempos, fueron los mejores de mi vida.

Por Navidad volví a España, y pensé de nuevo: ¿Qué hago aquí? Y volví a marcharme a Dublín. En esta segunda etapa pensaba buscar trabajo, pero me daba miedo (Sí! Otra vez el maldito miedo!), y al final, no busqué nada, me limité a estudiar inglés y a no hacer nada útil realmente. Iba a intercambios de conversación, me conseguí una bici, actividades en un centro social…comencé a conocer a gente brasileña. Comencé a practicar Capoeira, bailar forró, y mi interés por Brasil era cada vez mayor.

Después de una pequeña depresión ( el clima-lluvia continua- y la situación sentimental no acompañaban), decido huir de nuevo al absurdo: vuelta a Madrid.

A la vuelta me encuentro con la sorpresa de que a mi padre le han diagnosticado un cáncer; después de un verano duro en el que mi única obsesión era pasar tiempo con mi padre apoyándole, siento que me falta el aire, que necesito volver a marcharme.

Así que decido aprender portugués y una vez que mi padre finaliza su tratamiento, me marcho, esta vez sí, completamente sola, a Brasil por un mes; Viajé a Río, Salvador de Bahía, Recife, Fernando de Noronha, Sao Paulo y Cataratas de Iguazú: igualmente, aunque hubo momentos difíciles (el ser una mujer que viaja sola es agotador), fue una experiencia increíble!

A la vuelta sigo sin saber qué hacer, así que comienzo a buscar trabajo de informática, y para finales de año, ya estaba trabajando en una gran multinacional de telecomunicaciones.

Recuerdo la vuelta como durísima, los años más difíciles de mi vida; el volver a sentirme presa de una vida que para mí no tenía sentido. Así estuve dos años, hasta que me di cuenta que me había convertido en una amargada. Así que decidí, ante el asombro de todos (“¡estás loca!”) dejar esa multinacional.

No fue una decisión fácil, pero ahora sin duda, no me arrepiento de haberlo hecho, ¡sólo me arrepiento de no haberlo hecho antes!

Así pasé un verano con poco movimiento, recargando pilas a nivel emocional, andando sola el camino de Santiago (Maravilloso! Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo, y si es solo, mejor) y una escapada a Cascáis a ver a una amiga.

Más y más meses de incertidumbres, y de recuperación emocional, y finalmente, ante las necesidades económicas, vuelta a la vida laboral… de informática.

Ahora intento tomar las cosas con más calma y no darles tanta importancia, valorar todo lo que antes no valoraba, ver la vida de otra manera…pero es difícil cuando sientes que vas a contracorriente y que nadie entiende esa inquietud vital que te hace sentir que la vida tiene que ser algo más que trabajar, comprar un coche, una casa, casarse y tener hijos…ir todos los días de casa al trabajo y del trabajo a casa por una autopista atascada de gente haciendo toda lo mismo, como unos autómatas…

Así mientras que el 90% de mis amigas “de toda la vida” se han casado y están teniendo hijos…yo sólo sueño con viajar, volar, descubrir nuevos lugares, nuevas gentes….es lo que más me ayuda a seguir con este día a día.

Y este año, ¡me he propuesto si o si ir a Japón!

Llevo posponiéndolo un año, pero las ganas viajeras siguen estando ahí. Mientras tanto, he aprendido a desapegarme de lo material, de las personas que ya no encajan en mi vida, y me he esforzado por conocer gente nueva y maravillosa con la que compartir inquietudes.

A veces echo la vista atrás, y a pesar de que la vuelta fuera tan dura (siga aún sintiendo que estar aquí es duro), nunca jamás me arrepentiré de todo lo que hice, fueron las mejores experiencias y los mejores meses de mi vida.

Ahora sé que otra forma de vivir es posible, sólo es el miedo lo que nos paraliza. Sigo luchando contra ese miedo, y poco a poco, día a día, lucho por sentirme un poco más libre de las ataduras de esta sociedad; lo que sigue vivo en mí, todos los días, es el deseo de viajar.

Encuentro con la primera lectora del blog

Bea y yo
Con Bea

En las pasadas III Jornadas de los grandes viajes, Bea me escribió para decirme que podía quedarme en su casa si lo necesitaba. Como era la primera vez que iba a conocer a una lectora de Inteligencia Viajera no lo pensé dos veces y acepté.

¡Qué mejor manera de comenzar la relación con los lectores que siendo alojado en su misma casa!

Así que en ese viaje a Madrid, mi amigo Oliver y yo disfrutamos de la compañía de Bea que nos trató súper bien y desde aquí agradezco todo lo que hizo por nosotros.

Los 3 compartimos un fin de semana intenso descubriendo las historias de grandes viajeros en el que tuve el placer de conocer en persona a Aniko, Carmen Teira, Iousu y Alberto, Pablo Olías, Aldana y Dino, Toti y Gorka, Andoni Rodeigo, Sara Y JaacNoelia y Rafa y Patri.

Además conocí los proyectos de Jorge Sierra, José María y Pilar, Javier y Leyre e Isabel y Carmelo.

También me reencontré con Pablo e Itziar (los grandes organizadores de este magistral evento) y Rubén y Lucy.

Aniko y yo
Aniko y yo

Y para cerrar el fin de semana…

¡¡¡Aparecieron de incógnito algunos lectores más del blog que no sabía que iban a venir!!!

Como Belén, Dani, Aintzane y Beatrice. Un placer haberos conocido a todos.

bea-lectora3
Aintzane a la izquierda. Belén a la derecha

Encuentro de viajeros
Oliver, Patri, Beatrice, Dani y yo entre otros viajeros

Jornadas de los Grandes Viajes
Todo el equipo de las III Jornadas de los Grandes Viajes

¿Qué te han parecido la historia de Bea? ¿Te gustaron los blogs de todos estos viajeros? ¿Quieres ser el próximo protagonista de este blog?

Por Antonio G.

En lugar de aceptar un trabajo mal pagado como arquitecto diseñé Inteligencia Viajera, me convertí en nómada digital y empecé a llevar una vida minimalista.

También he creado la primera escuela de nómadas digitales en habla hispana para que cualquier persona sepa cómo puede trabajar desde su casa o desde cualquier lugar del mundo --> Escuela Nómada Digital. Con estos 2 proyectos ya he logrado facturar más de 7 millones de € trabajando 138 horas/mes y junto a mi equipo hemos podido servir más de 7000 personas repartidas por 83 países.

He dado una vuelta al mundo de 1.013 días junto a Cris, mi chica, y luego un paseo por África de casi 3 meses. He cumplido mi sueño de vivir viajando y ahora decido desde dónde quiero trabajar. En total, he visitado 67 países y si quieres, puedes escuchar mis aventuras y las de otros viajeros en mi podcast de viajes.

¿Te interesa vivir una vida más libre y escapar de la rutina?

Puedes empezar por descargar gratuitamente la guía: "50 ideas probadas para ganar dinero mientras viajas” y leyendo todos los artículos de Travel Hacking que he preparado para ti.

¡Nos vemos en la ruta!

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