Si alguna vez has dicho o escuchado la frase “¡Necesito unas vacaciones de mis vacaciones!”, entonces ha llegado el momento de que hablemos del slow travel.
Llevamos un ritmo de vida vertiginoso y frenético. Siempre vamos con prisa para llegar a algún sitio o completar alguna tarea.
El slow travel pretende mostrarnos una forma de viajar menos acelerada: dejar de correr de un punto a otro para cumplir con una ruta preestablecida y disfrutar de verdad del lugar que estamos visitando.
Sin prisas, please.
Entonces… ¿qué es el slow travel y cómo puedes unirte a esta forma distinta de viajar?
¡Vamos con un poquito de historia!
El slow travel forma parte de una corriente más amplia llamada Movimiento slow, que tuvo sus inicios en Europa allá por los 80.
Todo comenzó con el nacimiento del slow food, donde se defendía el valor de la cocina autóctona, con productos de la tierra y de manera relajada. Y al mismo tiempo, se oponían al sistema de fast food que perjudica al medio ambiente, a la salud humana y al bienestar animal.
Como ves, los valores principales eran la tranquilidad y la sostenibilidad.
Vale, ¿y qué tiene que ver todo esto con el slow travel?
Pues bastante. En este artículo voy a hablar de todo ello en profundidad. De cómo el slow travel es bueno para ti, bueno para los lugares que visitas y bueno para el medio ambiente. En ese sentido, tiene mucho que ver con el ecoturismo.
De hecho, Antonio G y Cris llevan bastante tiempo defendiendo y practicando este tipo de turismo que tantas ventajas ofrece.
Por eso, hoy voy a explicarte los siguientes puntos clave para hacer slow travel:
- Concentra los objetivos del viaje.
- Pasea siempre que sea posible.
- La flexibilidad del viajero.
- La importancia del tiempo para relajarse.
- Disfruta del transporte terrestre.
- Menos fotos y más notas.
Pronto voy a desgranar cada punto y verás como encajan todas las piezas del puzzle. Además, al final te regalo un motivo extra por el cual deberías probar el slow travel…
Pero antes de meternos de lleno, tenemos que hablar de una patología que te puede fastidiar cualquier viaje: el FOMO.
¿No sabes lo que es? Sigue leyendo… 😉
Superar el FOMO es imprescindible para viajar en slow travel
¿Qué es esto del FOMO? Son las siglas de Fear Of Missing Out. Es decir, el miedo a perderse algo.
No es nada nuevo, pero las redes sociales le han pegado un buen empujón a este fenómeno que, demasiadas veces, nos impide disfrutar de la vida.
Piensa en las siguientes situaciones:
- Te vas de cena con los amigos.
- Asistes a una boda (y sobre todo al convite).
- Te encuentras en un concierto.
Seguro que no perderías la ocasión de hacer fotos para el recuerdo, ¿verdad? Eso está genial.
Pero demasiadas veces nos encontramos en un evento que deberíamos estar disfrutando y nuestra atención se centra en hacer fotos o vídeos con la única intención de subirlas a las redes sociales.
Siempre estamos viendo las publicaciones de otras personas en las que se ve cómo disfrutan de la vida, y sentimos que nos quedamos atrás si no hacemos lo mismo.
Como si nuestra vida fuera más insulsa y menos emocionante que la del resto por no tener un Instagram «maravilloso e impecable»…
Esto no es así y tú también lo sabes.
El FOMO cuando viajamos
Este efecto se aplica de la misma manera cuando viajamos.
Sentimos que debemos visitarlo todo, vivirlo todo y experimentarlo todo.
Y además dar fe de ello posteando en redes sociales.
Tenemos miedo de no haber aprovechado al máximo nuestro viaje y para tratar de combatir esta ansiedad, preparamos una check list con un montón de sitios que debemos visitar.
- El monumento famoso con foto para el Insta.
- El restaurante del que todo el mundo habla y al que fue mi amigo y dijo que era increíble. ¿Cómo me lo voy a perder yo? Y de paso, foto para el Insta.
- El museo con la obra de un pintor vanguardista. No tengo tiempo para entender la técnica o su trasfondo, porque en una hora tengo que estar en mi siguiente destino. Pero ya tengo foto para el Insta.
Y la lista sigue y sigue.
Cuando nos queremos dar cuenta, hemos preparado una ruta de viaje que nos obliga a desayunar en 10 minutos, comer una hamburguesa en un local de comida rápida y llegar a las 11 al hotel con un cansancio insoportable.
Y lo mismo al día siguiente.
¿Te suena? Casi seguro que sí.
Para disfrutar del slow travel debemos deshacernos en la medida de lo posible del efecto FOMO, pero curiosamente, esta forma de viajar es una manera estupenda de ir superando este problema.
Vas a ver cómo en la siguiente parte del post.
Los 7 consejos para hacer slow travel y que de verdad puedas sentir sus beneficios
Si aplicas los siguientes puntos en tu próximo viaje, verás como vuelves con el cuerpo más descansado y la mente más despejada.
Al fin y al cabo, las vacaciones y los viajes son para volver con las pilas cargadas y no al contrario. Por cierto, recuerda que el slow travel puede funcionar tanto en los destinos más clásicos como en destinos menos menos típicos.
1. Concentra los objetivos de tu slow travel
No pretendas verlo todo. A veces, casi parece una competición por ver quién ha visitado más lugares.
Es mejor centrarse en un área en concreto y visitarla con calma, que intentar cubrir un país entero en unos pocos días.
Es cierto que no verás tantas cosas, pero no se puede tener todo en esta vida.
Sin embargo, disfrutarás más y mejor de lo que este nuevo lugar tiene que ofrecerte. Uno de los fundamentos de esta filosofía viajera es sentir el lugar en el que estás.
Si vas con prisas para coger el próximo tren o vuelo, no tendrás tiempo de apreciar el lugar que estás visitando. Viajar sintiendo implica conocer el lugar, ver a sus gentes, observar su forma de hablar, de moverse y de vivir.
Aunque sea durante unos días, pasar a formar parte de ese lugar y tratar de mimetizarte con el viaje sin el agobio que produce sentir que estás llegando tarde a alguna parte.
Y como podrás imaginar, no puedes disfrutar de algo así cuando en tu mente solo está el próximo sitio que debes tachar de tu checklist.
2. Pasea siempre que sea posible
Este punto está muy relacionado con el anterior. Y puede parecer un poco contradictorio, porque en este artículo te he mencionado lo de volver con el cuerpo descansado.
Y no es ningún secreto que aunque una buena caminata sienta genial, puede dejarte el cuerpo para estar durmiendo 2 días seguidos. Especialmente si no estás tienes costumbre.
Pero no tiene nada que ver caminar con prisa por un aeropuerto hasta la puerta de embarque, que pasear tranquilamente por un lugar bonito. Y a esto último es a lo que me refiero.
Dado que normalmente queremos exprimir el tiempo al máximo, buscamos un taxi para ir del punto A al punto B de la ciudad lo más rápido posible.
Cuando practicas slow travel, deberías ahorrarte esto.
No hay mejor manera de vivir y sentir una ciudad que paseando por sus calles. Caminar observando sus locales, sus edificios y personas. Disfrutar del aroma que sale de sus restaurantes y escuchar el tono y la musicalidad de la lengua que hablan sus habitantes.
Viajar en transporte público te ahorra tiempo, sin duda, pero dentro de un taxi o del vagón de un metro difícilmente vas a poder apreciar la esencia de un lugar que estás visitando.
Además de todo ello, y como te decía al principio, caminar no solo será bueno para ti, sino que también estarás fomentando un turismo más sostenible medioambientalmente al hacer menor uso de taxis, autobuses y metros.
¡Todo el mundo gana!
3. La flexibilidad del viajero slow travel
¿Flexibilidad? ¿Debo ser maestra de yoga para hacer slow travel? No, no me refiero a esa clase de flexibilidad. 😅
Alguien que viaja en modo slow travel tiene que ser flexible y adaptable a los posibles cambios que puedan surgir durante el viaje.
Como te decía en el primer punto, hacerse una checklist de obligatorio cumplimiento solo te va a generar estrés y ansiedad.
Puede que haya uno o dos puntos que sí o sí te apetezca visitar y eso está bien. Pero el resto de visitas y aventuras deberían venir de manera natural.
Pregunta a la gente local por los mejores sitios para comer o cenar. Que te indiquen dónde se consiguen las mejores vistas o cuál es el monumento que consideran más bonito.
Te sorprenderá ver la cantidad de lugares curiosos que descubres que de otra manera habría sido imposible.
Lo más seguro es que no hables el idioma del país en el que estás, por eso te recomiendo que lleves siempre un mapa contigo. Sí, uno de papel, de los de toda la vida. ¡A la porra el Google Maps!
Antes de iniciar tu viaje, prepara una lista de preguntas en el idioma del país que vayas a visitar que te sirvan para llegar a tus destinos, por ejemplo:
- ¿Dónde se come bien aquí?
- ¿Qué monumento me recomienda ver?
- ¿Hay algún parque/bosque/lago/estanque/jardín bonito cerca?
Y sobre todo: ¿Podría indicármelo en el mapa?
Tener un punto señalado en ese mapa te ayudará a encontrar el destino que estás buscando.
Te asombrará descubrir lo amable que es la gente local y lo dispuestos que suelen estar a orientarte y ofrecerte sus consejos. ¡Especialmente si ven que te has currado el detalle de prepararte las preguntas en su idioma aunque no lo domines!
4. Tómate tu tiempo para relajarte
Si te cansas, para. Así de simple.
Slow travel no significa que te quedes quieta o quieto sin moverte. Andarás, claro que andarás. Y sin duda alguna, llegará un momento en que se cansen tus piernas cuando lleves unas horas caminando de aquí para allá.
En un viaje normal, tratas de hacer a un lado este cansancio y seguir el ritmo, porque si no, no llegas a todo lo que debes ver. Ya descansarás en el hotel.
Cuando haces slow travel, aprendes incluso a disfrutar de este cansancio.
Cuando te sientas así, encuentra un lugar que te agrade. Que tenga sombra y aire fresco si hace calor o que esté cobijado y calentito si hace frío.
Y descansa, relájate. Hidrátate (muy importante esto) y come algo mientras te sientas aunque sea en el suelo.
Concédete el tiempo que necesites para recuperar fuerzas y cuando sientas que estás listo/a, entonces continúa tu aventura.
Estos pequeños descansos permiten que el cuerpo recupere fuerzas y pueda continuar el ritmo sin sufrir una fatiga excesiva después de la caminata.
Eso sí, recuerda no estar parado o parada demasiado tiempo, porque si no tu cuerpo se enfriará y te costará retomar la ruta.
5. Adáptate al horario local
Este punto es importante.
A menudo, cuando viajamos por unos pocos días, seguimos funcionando con el mismo ritmo que en nuestro país de origen.
La gente de la Europa mediterránea en general y los españoles en particular estamos acostumbrados a cenar tarde. Suele ser habitual para nosotros cenar entre las 9 y las 11 de la noche.
Y eso está muy lejos de ser algo común en el resto del mundo.
Siendo así, puede que te haya ocurrido alguna vez lo siguiente: terminas tu famosa checklist del día con las piernas agotadas y el estómago rugiendo de hambre. Es hora de buscar un buen lugar donde puedas cenar y recuperar fuerzas.
Entonces compruebas con resignación que la mayoría de lugares de restauración ya han cerrado su cocina y no hay ningún sitio donde puedas pedir algo de comer.
Y así, acabas en algún McDonald’s o similar, que es lo único que está abierto a esas horas. No es que sea algo desastroso, no me malinterpretes.
Pero si te adaptas al horario local, tendrás la oportunidad de sentarte a disfrutar de los deliciosos platos de comida autóctona en restaurantes locales.
Yo creo que mediante la gastronomía de un lugar se aprende mucha cultura. Y de una manera indirecta, estás ayudando no solo al comercio local sino también al medio ambiente.
Los productos que utilizan los restaurantes locales tienen una procedencia más cercana y suelen requerir menos gasto energético en cuanto a transporte y gestión.
¿Recuerdas que al principio te hablaba del slow food? Pues aquí es donde se junta con el slow travel.
6. Disfruta del transporte terrestre al hacer slow travel
Cuando pensamos en viajar a otro país, el medio de transporte que nos viene a la mente de manera inmediata es el avión, sin duda.
Es rápido y seguro. Y en algunas ocasiones, es sencillamente la única manera de llegar a algún destino.
Pero quizá te sorprenda saber que los viajeros slow suelen utilizar el tren y los autobuses siempre que les es posible.
Recordemos que el slow travel tiene como gran objetivo descansar cuerpo y mente. Y seamos honestos, ¿hay algo más estresante que el proceso de tomar aviones? Especialmente si hablamos de vuelos con escalas.
Viajar en tren te llevará más tiempo, pero generalmente te reportará menos estrés. Y eso es justamente lo que buscamos.
- No necesitas estar entre 1 y 2 horas antes de que parta el tren.
- No tienes que preocuparte por el peso de tus maletas.
- Suele ser más económico que el avión.
- Está muchísimo menos limitado por las condiciones meteorológicas por lo que suelen cancelarse menos viajes.
- Los asientos por norma general son más anchos y espaciosos.
- A diferencia de los aeropuertos, las estaciones de tren suelen estar en la propia ciudad.
- Mientras viajas en tren puedes ver el terreno, los campos y la orografía, lo cual es ideal para tomar fotos.
- Además, viajar en tren es más ecológico. 😉
Podríamos seguir, pero seguro que ves por dónde voy. Y con ese punto de las fotos me voy al siguiente consejo.
7. Menos fotos y más notas
Vale, este consejo puede que te descoloque mucho.
En un momento de la vida en el que le hacemos fotos incluso al ramen que estamos a punto de comer, la mera proposición de dejar a un lado la cámara del móvil parece poco menos que una locura.
Pero te recomiendo que lo pruebes. No es necesario dejar por completo de hacer fotos, por supuesto. Pero hay una opinión generalizada de que los viajes que más se disfrutan son aquellos en los que se han hecho menos fotos.
¿El motivo?
Queremos siempre la foto perfecta, el encuadre perfecto, el color perfecto.
Nos preocupa más inmortalizar en una foto ese atardecer increíble que verlo con nuestros propios ojos. Deja de ver ese atardecer a través del objetivo y disfrútalo en tiempo real.
En lugar de las fotos, te recomiendo otra manera de recordar tus viajes: con un cuaderno o libreta.
Vive ese momento, disfrútalo, concéntrate en lo que te está haciendo sentir. Y cuando termine, anótalo.
Escribe lo que has visto o hecho, anota cómo te has sentido y lo que ha pasado por tu mente. Esta parte tiene mucho que ver con el mindfulness y vivir el presente con atención plena.
Complementa en esta libreta con las entradas de los lugares que has visitado, o con algún ticket de algún restaurante que te haya hecho disfrutar.
Apunta todo lo que te ha hecho disfrutar y conserva ese cuaderno. Cuando pasen los años y lo leas de nuevo, fliparás al descubrir que recuerdas ese viaje slow travel con más nitidez que si vieras una foto.
No es que no hagas fotos, ¡claro que no! Sino que no te obsesiones con ello tanto como para dejar de vivir otras experiencias.
Slow travel como remedio contra la depresión postvacacional
Llega el momento de volver de las vacaciones. Entras en casa muerta o muerto de cansancio. Has visto un montón de sitios, pero ahora mismo sientes que necesitas otra semana para recuperarte de la paliza que te has pegado.
Y entonces te acuerdas de que mañana empieza de nuevo tu rutina y tienes que madrugar para ir a trabajar.
¡Pero si estás aún más cansado/a que cuando te fuiste!
¿Quién no se deprimiría ante esta perspectiva?
Deja un comentario aquí abajo si alguna vez te has visto en esta situación. Si es así, te recomiendo encarecidamente que pruebes a hacer un viaje aplicando el slow travel.
No nos engañemos, la depresión postvacacional es algo de lo que muy poca gente se libra. Sin embargo, existe una gran diferencia entre superarla a los 2 días de retomar la vida laboral y superarla a los 15 días (o no hacerlo en absoluto y acabar pronto con el síndrome de burnout).
Volver al trabajo con las pilas cargadas, el cuerpo descansado y la mente despejada es imprescindible para seguir funcionando correctamente y ante todo, ser feliz con lo que haces.
Y eso se consigue, entre otras cosas, viajando slow.
Destinos perfectos para disfrutar del slow travel
Como te decía al principio, cualquier destino es adecuado para hacer slow travel. Sin embargo, aquí voy a dejarte una lista con 5 destinos que pienso que pueden ser ideales para viajar despacio y disfrutar al máximo.
1. El Camino de Santiago
No podía empezar de otra manera. El Camino de Santiago esconde innumerables lugares que descubrir. Es un trayecto perfecto para poner en práctica todos los puntos que he comentado en el artículo.
Las vistas que ofrece, los senderos para caminar sin prisa, las oportunidades de hablar con otras personas y dejarse guiar…
Si quieres realizar tu primer viaje de slow travel y tienes la posibilidad, el Camino de Santiago podría ser una muy buena opción.
2. Guatemala
Tranquilas playas caribeñas en la costa del Atlántico y rugientes olas en la costa del Pacífico. Selvas exuberantes, lagos inmensos. Y volcanes, enormes volcanes.
Toda Guatemala invita a la observación pausada. Cada detalle de este país te permite pararte a disfrutar del momento y sentir con intensidad.
Imagina lo que debe ser caminar entre las ruinas Maya y conectar, sin prisa, con el pasado.
3. Escocia
Viajar por Escocia es otro acierto para hacer slow travel.
Es una tierra llena de lugares mágicos, cargada de historia y folklore. Aquí no tendrás problemas en encontrar lugares que visitar y paisajes asombrosos que contemplar con calma.
4. Tailandia
Todo el país es una elección fantástica, pero Chiang Mai y Pai en concreto, en el norte de Tailandia son destinos asombrosos para practicar slow travel.
En este destino podrás disfrutar del viaje en tren desde Bangkok y, como te decíamos, disfrutar de esa ruta terrestre llena de campos. Si te interesa la capital, mira esta guía de qué ver en Bangkok.
También nos consta de que es un lugar perfecto para disfrutar de la cocina local y probar nuevos y deliciosos sabores.
5. Islandia
En Islandia encontrarás un paraje de contrastes. Glaciares y volcanes. Una tierra de hielo y de fuego que te ofrece vistas únicas.
En sus tierras podrás descubrir playas de arena volcánica, negra como la noche, cascadas inmensas y preciosos glaciares.
La tranquilidad que reina en sus parajes te permitirá olvidarte sin problemas del reloj y de las prisas cotidianas.
Slow travel después de la pandemia
No te pillará por sorpresa, pero el Coronavirus ha cambiado por completo el concepto que tenemos de viajar. Los más viajeros hemos sufrido un duro revés con todo este proceso.
Precisamente por esto, el slow travel ha cobrado una importancia enorme en los últimos tiempos. Aunque te he presentado unos destinos geniales para viajar lento, la verdad es que puedes practicarlo dentro de tus propias fronteras.
El slow travel se ha convertido en tendencia al ofrecer unas ventajas interesantes en tiempos postpandemia:
- Los viajes son en grupos pequeños, por lo que no presentan tantos problemas a la hora de reservar en restaurantes y hoteles.
- Funcionan muy bien destinos dentro de tus fronteras y no es necesario viajar a otros países.
- Al ser zonas poco masificadas, te encuentras con menos turistas.
- Se trata de viajes más baratos, algo muy conveniente para muchas personas que han sufrido algún revés económico.
Puede que la pandemia haya cambiado muchas cosas, pero no ha minado las ganas de conocer nuevos lugares y culturas. Y el slow travel es una manera genial de retomar esta pasión.
¡Espero que hayas disfrutado de este post y que te haya hecho ver los viajes desde otro punto de vista!
¿Y tú? ¿Has probado el slow travel? ¡Cuéntame en los comentarios! ¡Te espero!
6 respuestas
Sin duda me animaste a vivir la experiencia de viajar sin prisas y sobre todo ir a escocia
¡Claro que sí Noe!
Escocia es un país pequeño que anima mucho al «Slow Travel» para poder impregnarse de sus maravillosos paisajes verdes, ¡te animamos a que lo conozcas! Échale un vistazo al post del blog sobre este destino y seguro que no te podrás resistir.
Si lo haces, te recomendamos que intentes viajar en agosto para disfrutar de los festivales al aire libre de su capital, Edimburgo; aunque tendrás que reservar con tiempo, porque estos festivales callejeros atraen a muchos curiosos 😉
No te olvides de contarnos tu experiencia y tus descubrimientos cuando vayas, ¡nos encantará leerte! 🙂
Un abrazo,
Vicky – Equipo de Inteligencia Viajera
Me encantó me gustaría conocer más y viajar con ud
¡Hola Silvia!
Para conocer más solo tienes que empezar a moverte; ya ves que no hace falta irse lejos o hacer tours a velocidad imposible, sino disfrutar de cada paso que se da sin pensar en lo que se está dejando de ver.
Si además te gusta viajar y conocer gente, entonces no te pierdas este post sobre Couchsurfing donde te damos muchas tips para que no tengas excusa ninguna para no empezar a viajar 😉
¡No te olvides de contarnos tus experiencias!
Un abrazo,
Vicky – Equipo de Inteligencia Viajera
Hola me encantaría viajar y conocer,¿se viaja en grupo? O solo?
¡Hola Margarita!
Es genial que tengas ganas de viajar y conocer otras cosas, si aún no lo has probado ¡tienes que hacerlo!
Viajar no solo te reporta beneficios, sino que además de cada viaje puedes llevarte aprendizajes.
Y lo mejor es que hay montones de alternativas, ¡puedes viajar como prefieras! En este blog encontrarás muchísima información para que puedas decidirte: tanto si prefieres viajar sola como en pareja, si lo tuyo es el turismo responsable o solidario, si tu presupuesto es bajo o si prefieres ir a tu aire, ¡hasta si tienes niños! Tienes de todo para que dejes las excusas a un lado y empieces a preparar tu viaje 🙂
Y si no sabes a dónde ir, también tenemos información de montones de destinos, y algunas recomendaciones 😉
¡Que disfrutes de la experiencia! Y no te olvides de contarnos a la vuelta, nos encantará leerte.
Un abrazo,
Vicky – Equipo de Inteligencia Viajera