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Este es un post invitado de Dani Keral, creador de Un Viaje Creativo.


Si, como has leído: No viajes.

Pero tranquilo, que no cunda el pánico, precisamente lo que quiero es que viajes, que viajes más y mejor, que viajes como nunca has viajado, en definitiva que:

No viajes…

…sino que seas tú mismo el viaje.

Ser el viaje

Viajar varía mucho de unas personas a otras: con mochila, con maleta, en autostop, con grupo organizado, solo, con amigos… infinitas como almas viajera existen.

Pero todas, absolutamente todas, necesitan un ingrediente básico, el polvo de hadas que hace volar  hasta el país de Nunca Jamás:

Tú.

Sin ti, no hay viaje.

Obvio, ¿no?

Pero con ese «sin ti» no me refiero únicamente al evidente plano físico, sino mucho más allá.

Te pongo un ejemplo: un pintor es su obra de arte, es la emoción que dirige a los ojos y a los dedos a trazar pinceladas que acabarán dando lugar a una OBRA DE ARTE, que es la PERSONIFICACIÓN de las emociones del pintor.

Noche estrellada de Van Gogh

Ese cuadro es el pintor.

Bien.
Pues el viaje es un arte. Es tu arte cuando estás viajando.

El viaje es el viajero.

Cada pintor tiene su forma de crear su arte, su pintura, como cada viajero tiene su forma de crear el suyo, su viaje.

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El pintor crea a través de su pintura, el viajero crea a través de su viaje

No ser el viaje

Ahora imaginemos que ese pintor se encuentra conque empieza a hacer las cosas de una forma automática, repetitiva.

Empieza a perder el control creativo de lo que está haciendo, dejándose llevar por:

«lo que en teoría hay que hacer»

«lo que le ha funcionado siempre»

«lo que debe hacer porque siempre lo ha hecho así».

Pone el piloto automático y ya no pone su alma y su espíritu, tan solo una mano que completa un cuadro más que saldrá para la colección o el catálogo de alguna galería.

Saldrá una obra aceptable, pero no una obra que le llene, que le haga sentir vivo.

Ese acto pictórico ya no le divierte.

Ese cuadro ya no es el pintor.

Bien.
Pues ESO MISMO, por extraño que parezca,

le puede pasar a un viajero.

El «arte de viajar» también puede ser vulnerable al entumecimiento de alma.

Viajar por inercia,

hacer las cosas de forma automática,

rutinaria.

Viajar haciendo una colección infinita de lugares, monumentos, fotografías que rellenan un mapamundi y un disco duro que se van llenando cada vez más y más de forma descontrolada.

Fotos de lugares en los que el alma del viajero no estuvo presente.

¿Saldrá un viaje aceptable?

Sí.

¿Incluso entretenido por momentos?

También.

Pero, probablemente, lo que no saldrá será  un viaje que le haya llenado, que realmente personifique sus emociones y sus deseos y que le haya hecho sentir vivo.

Ese viaje ya no es el viajero.

Ahí esta el problema: no lo que se vea «aceptable» desde fuera  sino lo que se sienta «verdadero» desde dentro.

Por tanto, para eso, la respuesta es clara:

NO VIAJES.

Y me preguntarás… 

¿Cómo puedo evitarlo?

Pues haciendo un pequeño cambio de chip mental y buscarle el punto creativo y de alma a cada cosa que planees:

Hacer que ese viaje sea REALMENTE TUYO.

Somos infinidad de personas y para cada una se aplicaría un matiz diferente pero, de nuevo, la respuesta esta en una clave común, de nuevo en ese polvo de hadas que esparce Campanilla:

Tú.

En ese, muchas veces olvidado e ignorado, niño que llevamos dentro.

Todos somos ese niño, ese niño que es el que sabe realmente lo que nos gusta de corazón. Lo que nos apetece, lo que nos atrae y nos encanta. Eso es lo que puede evitar que no viajes.

El arte de viajar como un niño

NO VIAJES

Recuérdate a ti mismo con 7 años. ¿Qué es lo que más te gustaba hacer?

Te habrán venido varias cosas a la mente, dependiendo de tu memoria, pero la más obvia es una:

Jugar.

Sí, jugar, eso que los adultos nos permitimos hacer tan pocas veces y que cada vez está más en boga en los programas de motivación de las grandes empresas del planeta.

Eso es lo que hace el pintor cuando crea con el alma y saca una obra que es un espejo suyo, esa Noche Estrellada centelleante de Van Gogh.

El pintor saca a pasear a su niño y juega con los colores, se deja  llevar… El viajero juega con los lugares y sus gentes, sus sabores, sus secretos y sus pasiones. 

A la hora de hacer un viaje eso es lo que reaviva y le da alma a ese viaje: Jugar.

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Lo que reaviva y da alma a un viaje es JUGAR

Claves para sacar a tu niño viajero a jugar

Para evitar que «no viajes», te voy a dar 3 claves/ejercicios  fascinantes para  cuidar de tu niño y así puedas disfrutar de cada viaje.

1. Conoce en qué momento estás: ¿Quien eres tú?

Lo más efectivo es «jugar» a lo que mejor se le da a cada uno, a lo que a su niño le gusta jugar.

Con el paso de los años a ese niño le han pasado muchas cosas que le habrán hecho cambiar, ser más prudente, coger preferencias y gustos diferentes…

La parte fundamental para saber qué quieres hacer es saber quién eres tú.

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La parte fundamental para saber qué quieres hacer es saber quién eres tú.

Te propongo un ejercicio sencillo:

  • Ejercicio para saber dónde estás:

¿Qué necesitas?:

La agenda de tu móvil o una agenda de papel y un boli, pero que abarque todo un mes y que SIEMPRE lleves contigo.

– Método:

  1. Lleva esa agenda siempre contigo (incluso para cagar, es más… ¡sobre todo ahí¡  La inspiración acude de una forma asombrosa en el retrete).
  2. Escribe durante un tiempo comprendido entre 2 semanas y un mes (cuanto más, mejor).
  3. Escribe cada día y en el momento exacto en el que las percibas, aquellas cosas  que en tu día a día:  te han llamado la atención (por ejemplo, un documental de submarinismo en la tele), te han apetecido hacer (un vídeo de alfarería que has visto en una de tus varias redes sociales), has echado de menos hacer (sacar la cámara y hacer fotos durante toda una mañana)
  4. Pasado ese tiempo vuelve a leerlas y saca un patrón o un denominador común entre todas. SIENTE cómo te llegan, qué emociones te producen.
  5. Una vez hayas sacado ese patrón común, piensa cómo podrías hacer que esas cosas que has apuntado se incluyesen en tu próximo viaje.

Ejemplo, te digo lo que me pasó a mi:

«Adoro el cine.  Pasé una fase muy freak hace unos años, con especial atracción por las «road movies» (películas de carretera).

En aquel  momento  de mi vida, antes de ser millonario en tiempo,  aun tenía un solo mes de vacaciones (para saber qué hice con mi vida, pincha aquí).

Esa situación sólo me llevaba a hacer siempre el mismo movimiento «rutinario» de viajar a donde pudiese viajar, repartiendo ese mes a lo largo del año.

Viajaba y me lo pasaba bien en  sitios interesantes. Pero sin hacerlo escuchando lo que más me podía apetecer.

El punto de inflexión lo di cuando decidí «escucharme»:  

¿Adoro las road movies?

¿Adoro «Una historia verdadera» de David Lynch y el libro  «En el camino» de Kerouac?  

Pues entonces tengo que hacer eso mismo.

Y decidí utilizar todos mis días disponibles del año para hacer el viaje que MÁS me identificaba y hacía vibrar mi alma: un road trip de 6000 km por la Costa Oeste de Estados Unidos desde Yellowstone hasta Los Ángeles.

Desde entonces, aunque he hecho viajes bestiales, sigue siendo uno de los viajes más especiales de mi vida. 

Fue el primero que hice  siendo yo mismo el viaje.

Desde entonces, si no es de esa forma, me digo a mi mismo: no viajes»

2. Haz  para tu viaje «checklists»  fuera de lo común.

Bien, una vez que tu parte más íntima ha hablado y te ha revelado que lo que más  ilusión te hace es conocer los escenarios donde se grabó el Señor de los Anillos (por ejemplo) pues…

 …toca ir a ellos.

Ya por sí solos harán de la experiencia algo apasionante, te harán crear una lista de tareas de cosas a visitar que ya por sí solas harán de ese viaje una pasada.

Pero… creeme, yendo un poco más lejos se puede conseguir que sea LE-GEN-DA-RY.

Haz que tu viaje sea Legendary

Y el secreto está en salirte de lo esperado.

  • Ejercicio: una checklist fuera de lo común.

Pongamos que tienes tu checklist de lugares del Señor de los Anillos y entre ellos está ir a ver Hobitton.

Bien, pues añade en una columna, al lado de esa checklist «típica», entre paréntesis, añadirle una check list «fuera de lo común».

Podría ser un:

– Ver Hobbiton ————- (Llevar unas orejas puntiagudas, un chaleco, una capa  y un anillo dorado y grabarme un vídeo a mis pies descalzos andando por Hobbiton cual Frodo.) 

En resumen, la esencia de este juego (porque eso es lo que es) es programar cosas  inesperadas, creativas: fíjarte, al menos,  un objetivo fuera de lo común para cada día. 

Y no tiene por qué estar ligado a esos lugares que tanto quieres ver, puede ser en algo cotidiano:

– Probar una comida nueva elegida al azar diciendo un número por alguien que pase por la calle,

– Fotografiar a 10 personas desconocidas sonriendo, 

– Llevarle un souvenir de tu ciudad a un lugareño para intercambiarla con él,  

– Besar a tu pareja en un lugar de película reproduciendo una escena famosa (¡y grabaros!)… 

¡No viajes solamente, JUEGA!

3. Conviértete en un investigador.

investiga

No hay nada más satisfactorio que hacer que la historia íntima de los lugares que visitas conecte con tu propia vida.

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Haz que la historia íntima de los lugares que visitas conecte con tu propia vida

Cada lugar del mundo tiene su historia y  han ocurrido cosas dignas de descubrirse.

Desde la más lejana aldea de un país del sudeste asiático, pasando por un pueblo mínimo de la España profunda hasta la ciudad más cosmopolita de Estados Unidos.

Un aliciente muy potente para darle un toque único y personal a un viaje es adentrarte en esa historia personal de los lugares a visitar, rascar un poco más, no quedarte solo en la superficie.

Ejemplo, te digo lo que me pasó a mi:

«Hace poco tiempo decidí emprender #unViajeArtesano, una expedición con mi Viaje Creativo hacia las tierras de la pequeña y  deshabitada provincia española de Zamora.

Fui buscando la historia del barro, de la alfarería (algo que siempre me había atraído, el jugar con el torno y el barro).

Estuve visitando los pueblos donde había existido, donde seguía existiendo (a duras penas) y donde se estaba reinventado para dar lugar a algo nuevo. 

Estuve entrevistando a varios de estos artesanos y filmando escenas de los paisajes de aquella desconocida y maravillosa tierra.

– Fue un viaje improvisado, un road trip con mi coche, sin ninguna  expectativa más que viajar y descubrir.  

– Al final conseguí aprender de forma muy  profunda sobre la tierra, los habitantes, los medios de vida que tienen y su forma de pensar

Es, posiblemente, uno de los viajes más enriquecedores que he hecho. 

Y «solo» duró 9 días. » 

  • Ejercicio para ser un viajero-investigador:

  1. Busca información sobre ese lugar al que vas a viajar pero como un detective, indaga sobre su vida, su historia, sus medios de vida, su arte, sus tradiciones… ¡lo que sea! Encuentra una pista en la que te gustaría centrar tu investigación.
  2. Haz entonces un viaje temático de investigación, como un detective o un arqueólogo, mézclate con el lugar, con su historia y verás que el viaje se transforma en algo distinto a lo que nunca has vivido.
  3. Documéntalo: hazlo con imágenes, con vídeos, con audios, con escritos, con dibujos… con lo que tu ser creativo sienta más suyo, pero hazlo, haz inmortal a esa experiencia.  

Para este ejercicio,  si ya has hecho el ejercicio 1, te será mucho más fácil decidir sobre qué investigar…

¡y no necesitas meses para ello fíjate que yo estuve 10 días en mi #viajeArtesano!

Así que, mi querido viajero en busca de su niño, como  conclusión te digo:

No viajes.

No viajes si ese viajes es solo uno más que no te haga sentir realmente tú, no viajes si te notas que lo que haces es seguir una rutina como la que ya llevas en tu día a día con tu trabajo, tus quehaceres diarios, tus obligaciones, tus monotonías.

No viajes si lo haces desconectado de tu ser.

Mejor viaja siendo Van Gogh creando la obra maestra de su vida.

Viaja siendo el artista.

Viaja siendo tú. 

¿Qué piensas? ¿Lo ves complicado? Te espero en los comentarios 😉

Ah, antes de que se me olvide, como no quiero que te vayas con las manos vacías te regalo este ebook creativo9 relatos de Viaje de  grandes escritores (y yo mismo).

Por Dani Keral

Antes, fisioterapeuta mileurista. Ahora, viajero artista millonario en tiempo. El ansia de experiencia planetaria me llevó a hacer lo que más latía en mi interior: viajar creando. Mi mente no deja de idear nuevas formas diferentes y creativas de contar, vivir y hacer vivir los viajes a través de Un Viaje Creativo. Los viajes son un arte. Y yo soy su artista. ¿Creamos juntos?

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