Este es un post de invitado de Marta Alerm, creadora de Becoming coaching.
A quienes nos gusta viajar, siempre decimos que los viajes son una gran fuente de aprendizaje.
Y así es, ya que muchos de estos aprendizajes los podemos aplicar en nuestro día a día. Por eso, aunque hoy estemos en una situación excepcional de confinamiento debido al coronavirus (COVID-19), hay muchos aprendizajes que también podemos aplicar.
Soy Marta Alerm y quiero enseñarte cómo, tal vez sin darte cuenta, esos viajes que tanto has disfrutado te han aportado habilidades que hoy estás aplicando en este confinamiento que nos ha tocado vivir.
¡Vamos a ello!
10 aprendizajes de viajar que puedes aplicar en el confinamiento por el COVID-19
A continuación te voy a mostrar 10 enseñanzas que habrás tenido durante tus viajes. Aprendizajes que puedes aplicar durante el confinamiento porque seguro que muchos de ellos te van a sonar.
1. Las horas de autobús infinitas te enseñan a aburrirte
¿Recuerdas esas 8 horas infinitas de autobús en una carretera llena de baches en Costa Rica?
Viajes del modo que viajes, hay destinos que no te permiten ninguna otra alternativa que realizar larguísimos trayectos en avión, en autobús, en coche… Y no tienes más remedio que aprender a no hacer nada, a aburrirte.
Así que, gracias a esas largas horas de viaje en las que tenías:
- Tiempo de leer.
- Escuchar música.
- Hablar varias veces sobre cómo arreglar el mundo.
- Ver una peli.
- Dormir…
Y todavía no terminaba ese traslado.
Has aprendido a aburrirte, a encontrar distracciones con pequeñas actividades (como mirar por la ventana) y a pasarte muchas horas sin hacer nada.
Ahora, estamos encerrados en casa y, aunque podemos hacer más cosas que dentro de un autobús, seguimos sin poder hacer todo lo que queremos.
Sin embargo, ¡ya sabes lo que es aburrirte!
Ya tienes este aprendizaje interiorizado, ahora solo necesitas empezar a aplicarlo en tu día a día de confinamiento.
¿Qué actividades puedes hacer con las circunstancias actuales? ¿Cómo te mentalizabas para aguantar todas esas horas de avión? ¿Qué puedes aplicar ahora?
2. Aprendes a confiar y a vivir con la incertidumbre
El transporte, cuando estás viajando, también te ayuda a aprender a vivir con la incertidumbre.
La primera gran incertidumbre es la de la pregunta: ¿llegará mi maleta conmigo?
Si la respuesta es no, tendrás otro aprendizaje que te contaré más adelante.
Pero también hay muchos otros momentos durante un viaje que te enseñan a vivir con la incertidumbre. Aunque tengas el viaje organizado o vayas por libre, siempre puede haber imprevistos.
Por ejemplo, cuando estás en un país como Georgia donde nadie habla inglés y quieres asegurarte de que el autobús te lleva a donde quieres ir, tienes que aprender a confiar y a vivir con la incertidumbre de no saber si realmente llegarás ahí o de si has conseguido entenderte con el conductor.
O a la hora de comer tienes que confiar en que, cuando la carta está en armenio y no hay fotos, te llevarán lo que parece comestible y que te han dicho con gestos…
Pero también trabajas la incertidumbre cuando confías en encontrar un alojamiento en un lugar y cuando llegas allí resulta que no hay ningún sitio libre.
¿Qué haces en ese momento?
¿Pensar en lo peor y que te quedarás sin sitio para dormir? ¿O intentas ser lo más racional posible pensando en la manera de encontrar alojamientos disponibles, cambiar de ubicación, pedir ayuda a los locales…?
Ahora también estamos viviendo una situación de incertidumbre en la cual no sabemos cuánto durará, ni cómo evolucionará.
Pero, del mismo modo en que confías en que encontrarás un alojamiento y que mantienes la calma, también lo puedes hacer ahora.
Respira profundamente, céntrate en vivir el momento actual y déjate llevar. Confía, cuando menos te lo esperes, esto ya habrá terminado.
3. Viajar te enseña que puedes vivir con poco
Si has hecho viajes largos, sabrás que puedes vivir perfectamente con 4 camisetas, 3 pantalones y poca cosa más.
Realmente necesitamos muy poco para vivir.
Tal vez hayas viajado alguna vez con una mochila pequeña (incluso hay gente que vive viajando con una mochila de 50 litros como hizo Antonio). Y aunque echaras de menos algo de vez en cuando, ¿no te dio sensación de libertad?
Vale, ahora tienes el armario lleno y son tus actividades de ocio fuera de casa las que se han reducido.
Pero ya sabes que puedes vivir con poco y esto se puede aplicar también a tus actividades de ocio.
No necesitas pasarte el día fuera ni estar haciendo actividades constantemente, también puedes tener una vida sencilla en casa donde aprender a vivir con poco.
Si has sobrevivido en la selva 4 días sin hacer nada más que andar, comer y dormir, o te has pasado 3 días en una isla leyendo y comiendo, ahora también puedes vivir con pocas actividades fuera de casa.
Aplicar una vida minimalista mientras estás viajando lo haces, incluso, con ilusión, ¿por qué no aplicarlo también en tu día a día? Te recomiendo este artículo sobre cómo introducir el minimalismo en tu vida. Te aseguro que obtienes una gran satisfacción cuando comienzas a simplificar las cosas.
Además, tienes la ventaja de tener internet y ya sabes lo valioso que es encontrar wifi cuando viajas, ¿verdad?
4. Descubres que la gente es mayoritariamente buena
No hay nada como una situación de confinamiento como la que estamos viviendo para ver que realmente hay mucha gente buena que, de un modo altruista, está ayudando a muchas otras personas a llevar mejor esta situación.
Viajando también aprendes que muchísima gente que no tiene nada siempre está dispuesta a ofrecerte algo y a ayudarte.
Ahora también es tu oportunidad para demostrar que tú eres buena persona y puedes ayudar a los demás.
¿Qué puedes hacer para ayudar a los de tu alrededor para que esta situación sea más llevadera? ¡Pasa a la acción! 😉
5. Aprendes a estar lejos de los tuyos aunque los eches de menos
Efectivamente, cuando viajas puedes hacerlo con tu pareja, con tu familia o solo.
Pero igualmente dejas en tu país de origen a muchas personas que quieres. Aun así, sabes que las tienes a una llamada, a una videollamada o que estarán esperándote cuando vuelvas.
Ahora no es muy distinto.
Estás más cerca de todos ellos, pero sigues sin poder verlos en carne y hueso. Sin embargo, gracias a la tecnología los tenemos a una llamada de distancia.
Sabes que están y estarán allí cuando podamos salir de esta cuarentena. Ya queda menos para volver a abrazarlos.
¿Cómo superabas la morriña en tus viajes? ¿Cómo puedes aplicarlo ahora?
6. Viajar te enseña a afrontar los imprevistos
Como decía antes, viajar está lleno de imprevistos: se pone a llover cuando tienes pensado hacer una excursión, han cerrado el templo que querías visitar o se estropea el tren en el que estás viajando por Sri Lanka.
Entonces, ante estos imprevistos, te puedes enfadar o entristecer, pero terminas aprendiendo que hagas lo que hagas, no van a cambiar.
Solo te queda aceptarlos y, si es posible, encontrar soluciones o alternativas.
Ahora estamos igual.
No podemos cambiar esta situación por mucho que nos cabreemos, nos pongamos tristes o nos molestemos.
Así que solo nos queda aceptar que es lo que nos ha tocado vivir e intentar aprovecharlo: ¿qué podemos hacer con la situación en la que nos encontramos? ¿Cómo podemos sacarle partido?
Aprovecha la oportunidad para aprender.
7. Descubres que la mayoría de situaciones no son tan graves como parecen
Perder un avión puede parecer el fin del mundo.
Sin embargo, siempre hay alguna alternativa, ¿verdad?
Probablemente viajando te has encontrado con más de una situación desagradable en la que has conseguido salir de ella y, cuando han pasado unos meses, hasta te ríes y se convierte en la anécdota más contada en las cenas con los amigos.
Esta situación también pasará.
Aunque ahora se pueda hacer una montaña y no tengas la más mínima idea de cómo se solucionará el confinamiento, el coronavirus o la situación económica, recuerda que ya has salido de otras situaciones incómodas.
Como cuando te perdiste haciendo alpinismo en los Pirineos, te quedaste tirada en un pueblo de Nepal o tuviste que caminar bajo una lluvia torrencial en tu viaje a Cuba y pensabas que no llegarías nunca al hotel.
De esta también saldremos. 😉
8. Si has viajado con tu pareja, sabrás que convivir 24 horas juntos es posible
Viajar con tu pareja te enseña a convivir con ella en muchísimas situaciones: momentos de tensión, cansancio, horas sin dormir…
Si has viajado con ella, ya sabes que puedes con todo esto y mucho más.
Este confinamiento no va a cambiar nada en ese sentido.
¿Cómo lo solucionabas cuando estabais viajando?
Todo esto ya lo sabes, pero no está mal recordarlo:
- Hay que repartir las tareas para que uno no se canse de hacer lo mismo siempre.
- Saber que cada uno tiene unas habilidades que se le dan mejor que al otro.
- Hay que ser fuerte cuando el otro flaquea.
- Es necesario tener momentos de silencio y de estar tranquilo con uno mismo. Y hay otros momentos de disfrutar de la compañía del otro, de mimarse y de cuidarse.
Y todo esto, lo puedes aplicar perfectamente en esta situación: darse espacio, cuidarse, repartirse las tareas…
9. Viajando sientes muchas emociones distintas a la vez y aprendes a gestionarlas mejor
En un mismo día puedes sentir felicidad, miedo, dudas, soledad, paz…
Cuando viajas los días son muy intensos y parecen semanas.
Viajando te conoces más y aprendes que las emociones son pasajeras, que hay que permitirse sentirlas y que se irán.
Ahora también puedes sentir muchas emociones en un solo día y pueden ser muy distintas.
Todas son correctas, todas son adecuadas y también es importante sentirlas y permitirte pasar por ellas. Solo hay que observarlas, ponerles nombre, permitir que se expresen y se irán solas.
Es una situación inaudita y no sabes cómo afrontarla, es normal sentirse en una montaña rusa. Lo positivo es que aprenderás a gestionar tu inteligencia emocional.
¿Cómo gestionabas tus emociones viajando? ¿Recuerdas las puestas de sol en silencio delante del mar en Siargao? Pues cierra los ojos e imagina que estás allí…
Siente todas tus emociones, las buenas y las no tan buenas. También se irán.
10. Aprendes a valorar las pequeñas cosas
Seguro que en alguno de tus viajes has besado el suelo cuando has conseguido cualquiera de estas cosas, algo que en tu día a día tal vez no les des importancia:
- Un buen plato de comida después de días comiendo bocadillos malos o cacahuetes.
- Una ducha cuando estás sucio y lleno de polvo.
- Una cama cómoda.
- Dejar de sudar por 5 minutos después de una ducha fría.
- Una taza de chocolate caliente.
- Un atardecer bonito.
- Esa cerveza fría después de un día agotador.
- Leer en la hamaca…
No hay nada como dormir sin colchón para apreciar una cama incómoda; ya no te digo cuando llegas a casa con tu fabuloso colchón.
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Cuando viajas aprendes a apreciar las pequeñas cosas porque no siempre puedes tener todo lo que quieres, ni mucho menos cuando quieresYa sabes cómo se aprecian estas pequeñas cosas cuando viajas, pero, ¿sabes lo mejor de todo? Muchas de ellas ya las tienes en tu casa, disfrútalas.
Ahora me encantaría escucharte a ti
Como ves, viajando has aprendido mucho y lo puedes aplicar ahora, más que nunca.
Pero si aprendiste todo esto viajando, imagina todo lo que estás aprendiendo ahora con este confinamiento que podrás utilizar en tus próximos viajes.
Cuéntame, ¿qué estás aprendiendo ahora que aplicarás en tus viajes? ¿O qué estás aplicando que has aprendido en tus viajes?